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jueves, diciembre 20, 2007

El baño de los 150.000 Km.

Alex Grey - foto: Jon Steele.


Cuando llegué a la playa hoy, 150.000 Km. marcaba el coche. Llegué tarde o eso me quisieron hacer creer los que cuando llegas te dicen -"uy!, si estaba mucho mejor antes, donde va a parar, el doble de mar, que digo, el triple que ahora y perfect de viento..."- y la verdad entre el frío y la poca luz que quedaba pues se hacían perezosas las ganas, pero Felix que salía del agua me dijo que valía la pena, que estaba muy divertido... así que para dentro!

Había "medio metrín de montalvo en la esquina" que es una de esas mediciones poco ortodoxas que hacemos los surfistas. Quien conozca la playa sabrá como estaba y además muy bien de viento, casi nulo, coincidiendo todo ello con el atardecer de diciembre y sus luces... muy bonita la cosa (y fría).

Al agua en single con el tablón. La verdad es que la cosas marcha viento en popa. Estoy evolucionando con el longboard de gran manera, espero que la cosa no se llegue a estancar pronto porque me divierto como un enano. Hoy no solo he conseguido un hang five, sino que he conseguido surfear en hang five, que son cosas muy distintas... es una pasada. Desde luego que el tablón mucho más suelto en single de estas maneras. Mi primer floater convencional que con el tablón parece mucho más brusca la recepción y varios intentos al rentry, pero que no llegaban a cuajar, me cuesta horrores mover todo eso en la vertical. Por lo menos en la ola, ya me muevo con soltura y soy capaz de hacer reaccionar el long mucho más de lo que me hubiese imaginado hace unos días.
La técnica es muy postural, hay que saber donde pisar y hacerlo bien y el rango que da la tabla en cuando a los puntos de gravedad que puedas mover o ejercer es mucho mayor que en un thruster, así que el juego del surf crece de manera exponencial y con ello el abanico de sensaciones.

miércoles, diciembre 19, 2007

Avalancha.




Para deleitarnos un poco, avalanchas; lo que pudieran ser olas grandes en la montaña, acompañado de un increíble corte como "white Unicorn" de Wolfmother.

martes, diciembre 18, 2007

Primeras sensaciones capitaneando un 9 piés.

Chris Cattel en Huntington - Foto: L. Grannis, 1963.


Ah! el longboard... que maravilla!

Desde que he empezado con el tablón todo ha sido satisfactorio y delicadamente delicioso. Las sensaciones han sido notablemente distintas a las de una tabla corta. Sin rehuir de estas últimas, que son las que me han llevado hasta este punto y que me han proporcionado casi que "La Felicidad", simplemente, sí tengo que decir sobre mis, no se... 9 años sobre tablas entre 5'7" y 6'5", que no ha sido un camino de rosas y que hay parte de frustración por el medio que ha entorpecido la vista atrás sobre mi carrera como surfista en determinados momentos. El cambio al longboard no es un cambio como tal. Sigo llevando un par de tablas cortas a la playa y el planteamiento de momento es ese, pero la cuestión es que el cambio y la llegada del longboard coincide en el tiempo, con cierta madurez como surfista, un cambio de enfoque y de perspectivas, en el que pongo en valor lo más intrínseco del surf por encima de otros aspectos mucho más superficiales y sobretodo, por encima del "chovinismo surfero", que a estas alturas arcadas me da. No se si estas dos cuestiones, el longboard bajo mis pies y esta madurez encantadora, van de la mano, se llevan la una a la otra o son una simple y acertada casualidad. Ruego que me felicitéis porque estoy de enhorabuena.

Estamos hablando de llevar todo un navío bajo los pies. Se incorpora al repertorio de sensaciones, cierta elevación del espíritu... como pasar de surfista de playa local a Capitán pirata de los mares del sur. Cierta distinción en el pico, cierta responsabilidad en el agua. Algo extraño. No estoy hablando de estatus o de categorización jerarquizada. No es estar por encima de nadie. Difícil de entender. Se trata de algo más... metafísico.

La alegría de acabar una buena ola es mucho mayor que con una tabla corta, porque la técnica es mucho más depurada en si misma, la lectura de la ola debe ser la adecuada y para ello hay que tener cierta sensibilidad, y esta última, estar sincronizada con la tabla.... resulta que debo de ser tablonero desde siempre, ya que mis mayores frustraciones en el agua con tabla corta, eran cierta carencia en la sincronización con la ola, un quebradero de cabeza de destiempos e impasses, un surf asíncrono a la vista, que no acababa de convencer del todo a un servidor. Ahora todo fluye con mayor armonía... al acabar una ola bien hecha, la sensación es la de navegar, ni más ni menos... tal vez comparable a la de ser un músico que acaba de leer una de las partituras más dificiles de su vida y consigue por fin que la música suene como debe de sonar tras años de esfuerzo y dedicación, por conseguir entender de otro modo, el arte del arte.

Sin duda ha influido la capacidad y el acierto para elegir ciertas medidas, por fin, con un shaper amigo que dio forma al foam con esmero, son muy importantes. Nuca he sido un surfista de recursos que pudiera experimentar con medidas y formas. Tenía que conformarme con lo que había, pero además ahora se que hay que conformarse con lo que hay. No es que me contradiga. Es complicado y de suma importancia saber conjugar lo puramente físico, porque lo que hacemos es puramente físico, y las leyes de la hidrodinámica son nuestras leyes con todo lo espiritual y artístico que acompaña a la física más dura encada una de nuestras olas. Uno debe elegir el instrumento para inerpretar su melodía.

salud!

jueves, diciembre 13, 2007

Más mala que la quina...

"Más mala que la quina", esa fue la expresión que le dio nombre a nuestra gata.

Al parecer es una frase hecha que yo desconocía; viene del quino, que es un arbol tropical, de su corteza, la quina, se saca la quinina entre otras sustancias, que es una sustancia alcaloide de la que derivan diversos medicamentos, entre ellos uno para la malaria. Y por lo visto debe saber a rayos.

La adoptaron en su casa unas estudiantes de bellas artes, pero al parecer esta adopción era solo durante el curso escolar (si, vaya morro). Fueron ellas las que le pusieron el nombre. La verdad es que era malísima y revoltosa como ella sola, corría por todos lados, se subía por las paredes y mordía.

El curso escolar acababa y las titis estas se querían deshacer de la "puta gata", así que la adoptamos nosotros, que además fue cuando decidimos irnos a vivir juntos, y con ella estamos hasta ahora. Yo digo que la gata quiere más a María que a mi. A mi no me hace caso, ni me habla, ni me viene a recibir a la puerta, ni me sigue por toda la casa vaya donde vaya y no juega apenas conmigo... entre nosotros tenemos una relación más felina.

Hablando de mascotas, también A Friki Town nos trae una de perros.

Mi hermana y yo tuvimos 2 míseros días una perra llamada Gora, era una perrita de caza negra, la tuvimos que devolver por que los vecinos montaron un pollo. Hablando de pollos, tuvimos pollitos que se suicidaron tirandose del balcón, tuvimos tortugas, un pato, 2 gatos que ya murieron, Mario, que era completamente negro y Adhara, a manchas... y tuve hamsters rusos caníbales que además murieron de una forma poco decorosa... los llevé a pasear a los jardines del parque y derrepente bajo un halcón y se los llevó con las garras... delante de mis narices, me quedé a cuadros. Se los cepilló en lo alto de un edificio.



lunes, diciembre 10, 2007

O'Killowatio; alta tensión, bajo amperaje...

Todas las fotos de Alberto Prieto (c). (menos las que al final se detallan)





O' Kilowatio, una suerte de spot.

La excursión se fraguaba días antes con las ganas de coger Vilarrube con los tablones, en amor y compañía y al final, entre pitos y flautas, quedamos el domingo. Walter (el shaper de Zorlak), Alberto (Maxnemo) y Perry (A Friki Town), me recocogieron en Santiago después de un minimadrugón en Pontevedra y Sanxenxo y allí quedamos con Dani, Edu (King Matt) y Pita (Natural Mystic). La sorpresa fue ver un Vilarrube desfasado con una remontada de kilómetro y pico por lo menos y con un tamaño difícil de adivinar. Hubo un poco de frustración. A mi entraron ganas de cagar pero el impacto ambiental fue mínimo y todos mis esfuerzos iban encaminados a que así fuese.

El fŕio, el viento y la lluvia nos dieron ganas de ir a comer algo (en mi caso, para tapar el enorme vacío físico que sentía en mi cuerpo) y charlar mientras pensábamos lo que hacer, así que a propuesta de Edu y tras despedirnos de Dani, pusimos rumbo al puerto de Cedeira para comer unas tapas en O'Kilowatio. Nos fuimos sin probar la especialidad de la casa; o marraxo (que viene siendo tiburón de calibre pequeño), pero disfrutamos del más alto arte culinario portuario, con un menúa a base de una interesante fritanga, con tapas que nos embriagaron de aceite de kolza, gases y reflujos indeseables cada cuarto de hora (más que menos). 4 amigos en un coche en esta circunstancias proporciona grandes dosis de risas y conversación estúpida y escatológica.

Que más hay que decir de la zorza... que menos mal que el coche era diesel y no de galsolina ya que en mala hora se nos hubiera interpuesto una bujía entre nosotros y la emanación de gases guturales de carácter combustible e inestable que íbamos soltando en ciclos de cuatro tiempos. La comida fue rica, hay que decirlo. Tapas abundantes y muy bien de precio. Café de máquina de los de disfrute. Así, cual bendición divina, disfrutamos toda la tarde de ricos aromas culinarios, de mar de fondo de 10 metros y de olas capaces de hacernos sentir gran acongoje desde la costa.

Pita se esmeró en una ruta turística a lo largo de la costa desde Cedeira hasta Meirás y vimos romper olas a varios cientos de metros de la línea de la costa verdaderamente grandes. Toda una demostración de violencia por parte del Atlántico más duro, salvaje e indeseable que jamás hayamos visto.

Pita, muchas gracias por esa ruta de costa y miradores... da que pensar un tío con furgo que conoce tanto mirador romantico... (como en cama en ningún lado!)


Nuestra sorpresa, después de haber perdido toda esperanza en darnos un baño ese día, fue ver que en frente mismo al Kilowatio, junto al murallón del paseo marítmo de Cedeira, una pequeña ola juguetona, venía a parar allí despues de múltiples carambolas chiripitiflauticas (estamos hablando de surfear en un puerto de ría, parapetados por el abrigo natural de la costa y el dique del propio puerto). Una ola que debe romper una vez al año como mucho.

Era una verdadera mierda la verdad, pero los efluvios de aceite vegetal con sabor a pimentón causaron en Perry una exaltación de ganas de hacer el indio y por supuesto me convenció. Así que al agua.


El baño fue divertido y costó unos 20 € para el bolsillo de Perry, que al tirar el tablón al agua, una ráfaga de viento hizo que la trayectoria del mismo, fuese a parar al murallón.

Pero como preludio, unas fotos de las dantescas imágenes que se podían ver en la costa expuesta:




Esta podría titularse "Caperucita Roja y el Lobo"

Alberto y Walter.
Las condiciones del mar eran increibles. Recuerdo varias llamadas de teléfono en las que éramos incapaces de describir a los que no estaban allí, como estaba el mar, cuales eran las condiciones. Cualquier adjetivo se quedaba corto. Alberto decía por teléfono - Está enorme, gigante, no se... no se que deciorte la verdad... las olas son muy grandes-

Una sensación realmente increible fue la primera panorámica de Pantín desde el monte; la playa parecía haberse achicado hasta alcanzar el tamaño de una pequeña cala, las olas se comían la playa, las rocas, el monte... el batir de una ola contra los cantiles elevaba el agua a tal altura sobre el monte que los esfinteres comenzaban a dar besitos (espresión textual de Walter).

La ruta fue divertida y todos gritábamos como niños en un parque de atracciones, señalando en todas direcciones, series enormes que avanzaban hacia la costa como la sétima caballería de enormes caballos blancos. Un galope incesante de toneladas de agua exacerbada. Eramos conscientes de que estar en el agua en esas condiciones es morirse de miedo antes que ahogado.

La última foto de estas anteriores, fue sacada en Campelo, el mar llegaba a las escaleras y toda la playa, sobre los cantos rodados, estaba cubierta de esa espuma asquerosa que olía como si se hubiesen cocido 1000 Kg. de langostinos.



Una vez en O'Kilowatio....


Yo, pasito a pasito...

Perry a por el murallón.


Al agua!

Todo Soul... todo zorza.


las fotos desde atrás resultaron curiosas.





En esta se puede ver los estimados 20 € que le costó la sesión a Perry.



Walter no se echó, tenía frío (que mal que está este!).
Alberto, haciendo fotos... (muchas gracias tío).

Para que os hagais una idea los que no conoceis la ubicación de cedeira, estábamos cogiendo las olas en el punto marcado con un círculo rojo, así os haceis una idea de la cantidad de mar que tenía que haber para que las olas llegasen a romper en esa esquina. Supongo que era todo cuestión de rebotes.


Una vez de vuelta descubrimos un spot muy guapo pero al que ya no pudimos acceder por la poca luz que quedaba. Lo bautizamos como "Côte des Galegos"... por su parecido a Côte des basques.


Todas las fotos de Alberto Prieto (c), (mil gracias) menos... el mapa de cedeira, de "Google Maps", la de Campelo que es mía junto con la que estan de espaldas mirando el mar Alberto y Walter, la de Perry y yo en la misma ola que es de Pita y la de "Côte des galegos" que es de Perry.



Nota: Sobre esta excursión teneis otras entradas en:

- El Blog de Perry; "Avería mental grave"
- El Blog de Pita; "El Gran Domingo"
- El blog de King Matt: "Viento y lluvia 2"

*ah! sin duda lo mejor es haber hecho nuevas amistades playeras por el norte; encantado chavales.




jueves, diciembre 06, 2007

"Gordomorfo!"


Sesión del 5 de diciembre. En "Outside Spot" ou chámalle x.

Por ahí adelante los surfistas hacen las delicias de los espectadores en isla Pancha, en La Vaca o en Playa gris, pero nosotros tenemos nuestro "Ibontxo" particular; Don Dani, y el loco que le sigue, Don Felix, que no dudarón en meterse donde más grande entraba. Un buen rato me estuvo azuzando Felix para que les acompañara en la aventura y nunca me alegré tanto de tomar la decisión acertada, cuando desde tierra firme vi la primera serie que se les venía encima y que se tuvieron que repartir los dos solitos. Hay que decir que estos dos son unos animales y acostumbrados están a navegar con las tablas de wind entre olas de 5 metrazos y temporales grandísimos en plena Lanzada, así al salir del agua decían... "bueno, no es para tanto"

Habia espectación e incluso pasamos algunos nervios los de fuera. Ya no era el tamaño, es el lugar tenebroso del spot, la carencia de un pico definido, de un canal seguro y de unas corrientes que se adivinaban sobre la lámina de agua. De hecho, alguna serie cerró a lo largo de toda la bahía.


A continuación, os dejo con unas fotos que sacó el estupendo fotógrafo, surfista y compañero Alberto Prieto (c).



Esta es antes de entrar. Felix a la derecha y yo el de rojo, comiendome la oreja para "que les haga compañía".


Dani casi listo.

Felix a la izquierda, Dani colocando sus cojonacos y Walter de "Caddie"... al fondo el menda que aún se lo estaba pensando.

Felix bajando el lomo.


Take off brutal para Dani. Un show; la bajo enterita.


Se dedicaron a coger la "entreserie" ya que las series grandes caían como una centena de metros más atrás y practicamente cerraba la bahía.


Felix ya sale. Al parecer se comió la tabla bajo el agua...

Pero salio contento. Su mayor carencia es haber entrado con una vieja 6'4"! Hay que estar loco.


Se llegó a poner bravo y tenebroso y desde fuera pasamos algunos nervios por si los chavales se podían ver comprometidos. Hay que decir que el escenario no es "amable", como diría Alberto.


una serie.





Todas las fotos de Alberto Prieto (c)